lunes, 15 de julio de 2013

El día D.

Bueno, pues tras un largo fin de semana de compras de última hora, limpieza y preparativos finales, ya está aquí el lunes. 
No he dormido especialmente bien... pero podría haber sido peor. 
¿Lo peor? Sin duda alguna, no haber podido beber nada de agua desde las 3 de la mañana; y eso es mucho decir teniendo en cuenta que me despierto cada hora y media aproximadamente.
Pero bueno, es lo que hay... así que habrá que aguantarse. 
Tú no paras quieto, para no variar. Anoche, mientras veía con aita una peli en el sofá, hiciste un movimiento tan rápido y brusco que hasta me asusté. Tenía la esperanza de convencerte a lo largo de estos 3 días para que te dieses la vuelta, pero teniendo en cuenta las cosas que noto detrás del ombligo y los bultos sospechos que me salen a los lados de la tripa, me da a mí que sigues en plan acróbata experimentando nuevas posturas. 
Y yo... yo estoy bien. Bastante tranquila, creo. De hecho, diría que estoy un poco ansiosa por la posibilidad real de poder cogerte entre mis brazos hoy (o mañana, lo más probable); pero respecto a lo que nos van a hacer, lo llevo bastante bien. Será que me fio de los médicos. O será que deseo evitar una cesárea a toda costa y, si este es el precio, ¡adelante con él!
Así que cariño, por favor, no te resistas. Sé que estás a gusto, que has pillado postura y lo más probable es que no te haga ni pizca de gracia que te intenten girar... pero hazlo por mí, ¿vale? Yo prometo aguantar las maniobras para colocarte boca abajo y la inducción con la mayor entereza posible, aunque sólo sea por poder darte un besito en la naricilla y echarte la bronca por la cantidad de canas que has hecho que me salgan en las últimos 39 semanas pero... ¡¡colabora!!

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