domingo, 28 de julio de 2013

Amatxu contactando con Aday.

¿Hola?, ¿estás ahí?, ¿me oyes?
Sí, sé que estás ahí porque aunque parezca increíble no paras quieto ni un segundo. Quiero creer que estás siendo formal y sigues boca abajo, pero dudo muy seriamente que estés encajado... yo más bien diría que estás haciendo piececitos con mis costillas y mis pulmones.
Mira, no te quiero preocupar pero... ¿no crees que ya es hora de que asomes la cabecita? Hace 5 días que salí de cuentas... que sí, que ya sé que 5 días no parecen tantos... si te encuentras bien y puedes hacer una vida normal. Pero a estas alturas no es el caso, la verdad. Sentada no pillo postura ni a tiros, las noches son entre horribles y absolutamente criminales, de pie tengo contracciones cada dos por tres, estoy agotada y hasta las narices de que la gente me pregunte "¿qué?, ¿ese niño cuando va a nacer?"... ¡¡¡no lo sé!!!
Mañana tenemos correas y consulta. Presupongo que te pondrás de acuerdo con mi útero para no tener ninguna contracción en ese rato para que la doctora no me crea cuando le diga que sí tengo; y también doy por hecho que me harán otro tacto, que veré las estrellas y parte de alguna galaxia lejana y todo para que me confirmen que todo está "muy verde". Imagino que, si pasa eso, me darán fecha para la inducción... pero eso es una suposición mía. 
Y digo yo... ¿no sería más fácil que salgas tú solito? Porque tú no lo sabes, pero las inducciones no son divertidas. Te va a pillar desprevenido, a la altura de mi garganta, vas a tener que aguantar unas contracciones más fuertes que las naturales y, si te pareces un poquito a tu hermana, vas a salir con un cabreo bastante serio de la que ha sido tu casa hasta ahora.
De verdad cariño, es más fácil para los dos si me pongo de parto de repente. 
Estoy intentando tomármelo con calma. Pienso que, de un modo u otro, es cuestión de días. Te hablo, te acaricio, a veces te echo la bronca por intentar atravesar mi piel a patadas y codazos... sé que tengo que disfrutar cada minuto final de este embarazo, que va a ser el último que voy a vivir, y que es increíble sentirte dentro de mí, ver cómo respondes a mis estímulos... 
Pero también va a ser increíble abrazarte por primera vez, besarte, acariciarte, olerte... y un millón de cosas que haremos juntos cuando hayas nacido.
¿Qué... te he convencido?

No hay comentarios: