martes, 30 de julio de 2013

¿Viste la luz?...

... ¡pues síguela!
Ayer estuve en el hospital, en una extraña aunque divertidísima consulta con el doctor Oraa. Hacía tiempo que no le veía, creo que ha estado de vacaciones, y me alegro de que vaya a ser él quien esté en estos últimos días que pasas en mi tripa, aunque sólo sea por las risas que nos echamos juntos. 
Después de tener que ir de paseo a urgencias de obstetricia porque no salía mi cita en el ordenador y no tenían aparatos para monitorizarme (podías decirle a mi útero que tenga alguna contracción cuando estoy con las correas, ¿no? aunque sólo sea una pequeñita, para dejar constancia), volví a consultas externas y estuve hablando con el doctor...
Doctor que opina que se han tenido que equivocar estimando la fecha probable de parto, porque según él todo está "demasiado bien" para estar en la semana 40+6. Ya le dije que en este caso concreto, dado el tratamiento, veo complicado que se hayan equivocado... pero él se lo pasó en grande diciéndome que te iban a dejar ahí dentro hasta el 15 de agosto... ¿¡estamos locos o qué!?
Después de divagar sobre diferentes teorías de por qué no quieres salir de mi barriga, conseguir averiguar que si quiero sobornarle voy a tener que llevarle una botella de vino tinto (que no sea de brick... ya me ha roto los esquemas) y demás tonterías que pudimos decir mientras yo, literalmente, me moría de risa, tocó la hora de la exploración... ¡y menuda exploración!
No me hizo tanto daño como la doctora en la consulta anterior, aunque luego estuve parte de la mañana sangrando un poco... ¡¡pero utilizó una linterna!! Me quedé muy flipada. Mucho. Su explicación fue que "ahí dentro está todo muy oscuro"... jajajajaja... no pretenderá que instale halógenos en mi útero, ¿no? 
Así que ahí estuvo urgando, con no sé cuantos dedos, ¡y una linterna! Creo que esperaba verte mirando hacia la luz y diciendo que no con la cabeza, en plan "¡de aquí no salgo ni a tiros!".
Conclusión: líquido amniótico y placenta, perfectos. 
Si al final va a ser culpa mía que no salgas, ¡porque soy demasiado confortable!
Me volvió a citar para el jueves y me dijo que, ese día, me dejaba elegir fecha para la inducción... ¿qué tal el viernes?

domingo, 28 de julio de 2013

Amatxu contactando con Aday.

¿Hola?, ¿estás ahí?, ¿me oyes?
Sí, sé que estás ahí porque aunque parezca increíble no paras quieto ni un segundo. Quiero creer que estás siendo formal y sigues boca abajo, pero dudo muy seriamente que estés encajado... yo más bien diría que estás haciendo piececitos con mis costillas y mis pulmones.
Mira, no te quiero preocupar pero... ¿no crees que ya es hora de que asomes la cabecita? Hace 5 días que salí de cuentas... que sí, que ya sé que 5 días no parecen tantos... si te encuentras bien y puedes hacer una vida normal. Pero a estas alturas no es el caso, la verdad. Sentada no pillo postura ni a tiros, las noches son entre horribles y absolutamente criminales, de pie tengo contracciones cada dos por tres, estoy agotada y hasta las narices de que la gente me pregunte "¿qué?, ¿ese niño cuando va a nacer?"... ¡¡¡no lo sé!!!
Mañana tenemos correas y consulta. Presupongo que te pondrás de acuerdo con mi útero para no tener ninguna contracción en ese rato para que la doctora no me crea cuando le diga que sí tengo; y también doy por hecho que me harán otro tacto, que veré las estrellas y parte de alguna galaxia lejana y todo para que me confirmen que todo está "muy verde". Imagino que, si pasa eso, me darán fecha para la inducción... pero eso es una suposición mía. 
Y digo yo... ¿no sería más fácil que salgas tú solito? Porque tú no lo sabes, pero las inducciones no son divertidas. Te va a pillar desprevenido, a la altura de mi garganta, vas a tener que aguantar unas contracciones más fuertes que las naturales y, si te pareces un poquito a tu hermana, vas a salir con un cabreo bastante serio de la que ha sido tu casa hasta ahora.
De verdad cariño, es más fácil para los dos si me pongo de parto de repente. 
Estoy intentando tomármelo con calma. Pienso que, de un modo u otro, es cuestión de días. Te hablo, te acaricio, a veces te echo la bronca por intentar atravesar mi piel a patadas y codazos... sé que tengo que disfrutar cada minuto final de este embarazo, que va a ser el último que voy a vivir, y que es increíble sentirte dentro de mí, ver cómo respondes a mis estímulos... 
Pero también va a ser increíble abrazarte por primera vez, besarte, acariciarte, olerte... y un millón de cosas que haremos juntos cuando hayas nacido.
¿Qué... te he convencido?

martes, 23 de julio de 2013

He salido de cuentas...

...aunque está claro que tú no te das por aludido.
Ayer por la tarde fue el primer día en el que tuve contracciones estando en reposo, cada 20 minutos. Si a eso le sumamos las que tengo de pie, que son muchísimas, el peso de la tripa, que no duermo nada y los 28 grados que había dentro de casa a las 6 de la mañana y que me han hecho sentarme en el sofá delante del ventilador durante un cuarto de hora...
El resultado es agotamiento puro. 
Sé que es cuestión de días, que si no quieres salir me provocarán el parto a finales de la semana que viene (más o menos) y que, pensándolo fríamente, no es tanto tiempo... pero a estas alturas se hace muuuy largo. 
Quiero que nazcas. Quiero verte la carita. Quiero poder abrazarte. Quiero darte besos. 
Quiero... quiero... ¡te quiero a ti!

viernes, 19 de julio de 2013

Una noche cualquiera.

12:00 a.m. Me voy a dormir, después de la rutinaria visita al baño a hacer pis y lavarme los dientes. Paso por la cocina y bebo agua, me echo crema en las manos y en la tripa sentada al borde de la cama. Me tumbo del lado derecho, con mi fiel compañera la almohada a la espalda y, con bastante facilidad, me quedo dormida. 
2:00 a.m. Me despierto. Me duele la cadera derecha: es como si me ardiese la parte en la que llevo apoyada las dos últimas horas. Siento la boca y la garganta como si me hubiese comido una caja de polvorones caducados. Y me hago pis, por supuesto. Me apoyo en el brazo derecho y, con mucho cuidado, me reclino para sentarme. En cuanto hago un amago de ponerme en pie, la tripa se pone dura como una piedra y tú te retuerces, como queriendo recordarme que estás ahí dentro. A ciegas, recorro el pasillo camino al baño, hago pis y luego voy a la cocina a beber como medio litro de agua de golpe. Vuelvo a recorrer mis pasos y acabo de nuevo en la cama, jurando en arameo para tumbarme... esta vez del lado izquierdo, con la almohada entre las piernas, a ver si así la cadera derecha descansa un poco. 
4:00 a.m. Me despierto, otra vez. El ardor de estómago hace que el dolor de la cadera quede en una mera anécdota. Intento dar una vuelta en la cama, sujetando la tripa con las dos manos... pero veo que es una mala idea y me quedo boca arriba, contigo espachurrándome los órganos y las costillas. Me levanto, voy al baño a hacer pis, a la cocina a beber agua... y acabo sentada al lado del microondas, con la puerta abierta para ver algo, bebiendo medio vaso de leche fría. Paso de nuevo por el baño y me mojo la nuca, la cara y parte del pelo: menos mal que amama me lo ha cortado, pero me muero de calor. Vuelvo a la cama y, para colmo, un mosquito de lo más simpático decide hacerme compañía. Intento apartarlo a manotazo limpio y, aunque creo que lo consigo, por la mañana descubro que él ganó la batalla: 5 picaduras en el brazo, 4 en las piernas y una en la espalda.
6:00 a.m. Vuelvo a despertarme. Ahora me duelen las piernas en general y los gemelos en especial. Estoy en una postura rarísima, con parte de la pierna derecha apoyada en la almohada, al igual que la tripa. El ardor de estómago ha desaparecido, pero tengo una sed brutal y ganas de hacer pis, cómo no. Oigo las campanadas del reloj de pared de la vecina y las cuento, deseando que sea una hora razonable para levantarse... pero no tengo tanta suerte. Me levanto, voy por el pasillo sujetándome la tripa y te digo que te tranquilices, que es hora de dormir. Después de la rutina pertinente de cada paseo de madrugada vuelvo a la cama, no sin antes haberme planteado muy seriamente quedarme en el sofá viendo la tele. Pero es demasiado pronto. ¿Qué hago levantada a las 6 de la mañana?
8 a.m. Veo luz. Aita no está tumbado a mi lado. Me duele todo y tengo sueño... pero no quiero seguir tumbada. Voy a beber agua, me tomo las pastillas, hago pis y veo el sol entrar por la ventana. Aita me dice que me vaya a la cama, que es pronto... creo que le pongo cara de furia. Decido quedarme levantada, que dentro de un par de horas tengo que ir al hospital a que me confirmen que sigues boca abajo. 
*9 a.m.* No es el caso, porque está "de vacaciones", pero esta sería la hora aproximada a la que tu hermana me reclamaría. 

¿Te he dicho que puedes nacer ya si quieres?

martes, 16 de julio de 2013

Mi pequeño acróbata.

Te has puesto boca abajo. Tú solo. Sin más. ¡¡Gracias cariño!!
Hasta una lagrimita se me escapó ayer, mientras me hacían la ecografía en el hospital, al decirme la doctora que estabas en una buena postura.
Parece ser que me has hecho caso y has visto que era más fácil para los dos si te dabas la vuelta: nos evitamos maniobras externas y te quedas más tiempo en mi barriga. 
Y es que después de confirmar tu postura, comprobar mediante dos tactos que el cuello de mi útero sigue intacto y monitorizarme durante una hora (¡¡pude confirmar que lo que yo creía que era una contracción lo era en realidad!!), nos dijeron que llevar a cabo una inducción no tenía sentido en la semana 38+6 y nos mandaron para casa. 
Estuve incómoda el resto del día, con alguna que otra contracción suelta y pinchazos bastante serios en la zona del pubis... pero a estas alturas todo eso es normal. 
A no ser que te dé por "asomar la cabecita" antes, el viernes volveremos al hospital a hacer otra eco, confirmar que no te has vuelto a dar la vuelta (¡¡quédate boca abajao por favor!!), monitorizar y... bueno, lo que nos manden los médicos. 
En lo que a mí respecta... ¡¡puedes salir cuando quieras!!

lunes, 15 de julio de 2013

El día D.

Bueno, pues tras un largo fin de semana de compras de última hora, limpieza y preparativos finales, ya está aquí el lunes. 
No he dormido especialmente bien... pero podría haber sido peor. 
¿Lo peor? Sin duda alguna, no haber podido beber nada de agua desde las 3 de la mañana; y eso es mucho decir teniendo en cuenta que me despierto cada hora y media aproximadamente.
Pero bueno, es lo que hay... así que habrá que aguantarse. 
Tú no paras quieto, para no variar. Anoche, mientras veía con aita una peli en el sofá, hiciste un movimiento tan rápido y brusco que hasta me asusté. Tenía la esperanza de convencerte a lo largo de estos 3 días para que te dieses la vuelta, pero teniendo en cuenta las cosas que noto detrás del ombligo y los bultos sospechos que me salen a los lados de la tripa, me da a mí que sigues en plan acróbata experimentando nuevas posturas. 
Y yo... yo estoy bien. Bastante tranquila, creo. De hecho, diría que estoy un poco ansiosa por la posibilidad real de poder cogerte entre mis brazos hoy (o mañana, lo más probable); pero respecto a lo que nos van a hacer, lo llevo bastante bien. Será que me fio de los médicos. O será que deseo evitar una cesárea a toda costa y, si este es el precio, ¡adelante con él!
Así que cariño, por favor, no te resistas. Sé que estás a gusto, que has pillado postura y lo más probable es que no te haga ni pizca de gracia que te intenten girar... pero hazlo por mí, ¿vale? Yo prometo aguantar las maniobras para colocarte boca abajo y la inducción con la mayor entereza posible, aunque sólo sea por poder darte un besito en la naricilla y echarte la bronca por la cantidad de canas que has hecho que me salgan en las últimos 39 semanas pero... ¡¡colabora!!

sábado, 13 de julio de 2013

Atravesado.

Ayer tuvimos eco y consulta. Era una eco extra, para vigilar que siguieses creciendo adecuadamente a pesar de tu arteria umbilical única... pero como parece ser la norma en este embarazo, tú tenías otros planes en mente.
Llevo un par de semanas ¨quejándome¨ de que es una barbaridad lo que te mueves, que tengo la tripa machacada, que los bultos que se ven sobre el ombligo no pueden ser normales... y resulta que tenía razón. Estás atravesado. Totalmente atravesado. 
Deberías llevar un par de semanas boca abajo y, ya puestos, incluso encajado; y en lugar de eso estas en horizontal, con la cabeza a un lado de mi tripa y el culete al otro. Tus manos y tus pies, ya apretuñados por tu tamaño, están justo detrás de mi ombligo... lo que explica los movimientos salvajes que noto, claro.
Y encima eres grande. Nada que se salga de las tablas, pero rondas los 3.600 gramos... y eso en la semana 38. 
Así que te tienen que ayudar a salir.
Después de la ecografía, pasamos a consulta y allí nos explicaron las opciones que había. 
El lunes, o sea en dos días, me van a ingresar en el hospital para intentar girarte de manera manual. Suena divertido, ¿eh? La idea es conseguir que te pongas boca abajo y, una vez estés colocado, inducirme el parto para que nazcas ya, no vaya a ser que te dé por girarte de nuevo. 
La doctora nos explicó que, a pesar de tu tamaño y edad gestacional, creían que podían conseguirlo; aunque hay riesgos (como en todo), era seguro porque sino no nos lo plantearían y que había que hacer todo lo posible para darle una oportunidad a mi cuerpo para parirte de manera "natural".
La otra opción es sacarte mediante cesárea; si no consiguen girarte el lunes, me mandarán a casa y programarán una cesárea esa misma semana o la siguiente. Es el plan B, porque la doctora insitía mucho en que, a pesar de que eres un bebé grande, yo tengo una buena pelvis (¿gracias?) y mi cuerpo es más que capaz de parirte.
Tengo que ir tranquila y relajada, y dispuesta a "dejarme hacer". Me van a poner dos medicamentos diferentes: un sedante intrauterino, para que no contraiga los músculos de la tripa y el útero durante las maniobras; y una especie de relajante para mí, que si bien no me va a dormir ni a sedar porque les interesa que esté despierta, va a hacer que no me duela... "demasiado".
Y es que no ha habido ni una sola consulta en el hospital a la que hayamos ido y salido con una sonrisa en los labios... ¿por qué siempre tiene que pasar algo?

jueves, 11 de julio de 2013

Todo listo.

Por fin está todo listo. Ha costado... pero ya está todo preparado. 
El coche de capota está limpio, montado y ocupando sitio en la entrada.
La cuna de vuestro cuarto ya ha dejado de estar en modo sofá y puede cumplir su misión oficial.
La minicuna está montada, con tu elefantito dentro... a falta de colocarle unas ruedas, pero eso es lo de menos. 
Toda tu ropa está lavada, seca, colgada y organizada. 
Ya tenemos en casa leche en polvo para tus biberones y pañales de recién nacido.  
La bolsa del hospital, con cosas para ti y para mi, también está preparada. 
Así que, salvo algún detallito de escasa importancia, la casa ya está preparada para tu llegada. 
¡¡Sólo faltas tú!!

martes, 2 de julio de 2013

Una de dolores y contracciones.

Estoy hecha polvo. 
A falta de 21 días para salir oficialmente de cuentas, siento la tripa dura como una piedra. Y dolorida. Muy dolorida. 
Si estoy de pie más de 5 minutos empiezo a tener contracciones... que me descolocan, porque en el embarazo de tu hermana jamás tuve... pero que sé que son normales a estas alturas.
Tú no paras quieto ni un minuto, es una barbaridad lo que te mueves. Y tus patadas y demás movimientos no ayudan precisamente a que mi pobre tripa tenga un rato de descanso. Que me encanta... y lo sabes... pero me estás machacando cariño.