lunes, 17 de junio de 2013

Viviendo de lado.

Ya ha llegado ese punto en el que mi tripa llega a los sitios antes que yo. Bastante antes, todo sea dicho. Tanto, que ya no recuerdo cómo se cuelga la ropa sin pegarme contra el "murete"del balcón, cómo se lavan los platos sin apoyarme en la encimera y, por supuesto, cómo se cocina sin poner en riesgo la integridad de mi abultadísimo ombligo. 
Así que lo hago todo de lado, como si fuese un extraño cangrejo.
Y duermo de lado, faltaría más. Porque la barriga es tan grande que si me pongo boca arriba, literalmente, me espachurra los órganos vitales... y tampoco es plan. La sensación de dormir boca abajo, que tanto me gustaba, no es más que un lejanísimo recuerdo... pero todo sea una buena causa. 
Eso sí, creo que esta noche voy a hacer la prueba y vamos a ser 4 en la cama: aita, tú, yo... y una almohada para poner entre las piernas, a ver si eso me ayuda a descansar algo más.

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