miércoles, 27 de febrero de 2013

Mi pequeña pelotilla ombliguera.

Está claro que te gusta mi ombligo... y debes de jugar con él, es lo único que explica que lo tenga medio salido cuando no he llegado ni al ecuador del embarazo.
Pero no te escribo por esto. Estoy aquí porque me encantan nuestros momentos mañaneros; esos en los que pongo mi mano sobre la tripa y, justo debajo del ombligo, apareces tú hecha una pelotilla. Apoyo mis manos sobre ti y suelo acariciarte, aunque no sueles durar demasiado en esa postura, porque al de poco rato desapareces y vuelvo a tener la tripa blandita.
Ese momento de cada día, aunque sea breve, es es sólo nuestro.

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