miércoles, 2 de enero de 2013

Una de patatas y aceitunas.

Contaba con el deseo irrefrenable de comer aceitunas y pepinillos (curioso lo de estos últimos, que no me han gustado en la vida). Sabía que podía ocurrir y, aunque me resulta gracioso, no me ha sorprendido del todo. Era previsible.
Pero lo de las patatas es algo que me descoloca por completo. Siempre me han gustado, para qué nos vamos a engañar, pero mi necesidad actual de ingerir patatas supera con creces cualquier límite humano: fritas, asadas, en salsa, al horno, cocidas... ¡¡¡pero patatas!!!
Y claro, esto me lleva a pensar que lo mismo en vez de tener un bolitxe creciendo en mi interior, es una versión diminuta de mr. potato, con sus manos y pies intercambiables, y sus decenas de chachivaches para poner y quitar.
¡Sólo espero que no se desmonte estando en mi tripa!

No hay comentarios: